Mandala Cósmico



Los orígenes del mundo quedan descritos gráficamente en el <<Mandala Cósmico>>, que ilustra los comienzos de nuestro mundo, al que menciona específicamente como uno más entre millones. Todos los textos antiguos enfatizan esta cosmología que describe el ciclo continuado de nacer, ser y desintegrarse, dando lugar a un nuevo nacimiento, al igual que lo efímero y variable de todos los factores de la existencia que no poseen nada de lo absoluto en la eternidad.

También en los textos budistas sobre la trascendental se hace hincapié en lo efímero y maleable de las partículas más diminutas.

Los textos antiguos hablan de nuestro sistema solar como si se tratara de uno más entre millones. Carente de forma y color, en el espacio infinito la Espiral del Movimiento Primordial semeja un círculo de fortísimo viento que es la base de la creación de la materia. Estos movimientos se presentan por anillas de colores del arco iris, cuya evolución refleja los diferentes estados de los elementos: El amarillo y el cuadrado simbolizan la tierra sólida; el blanco y el azul claro, el agua y los líquidos; el rojo, el fuego y la volubilidad; el verde, los gases y el aire; el azul, el éter sin forma. Se trata de una reproducción del marco y microcosmos en el diseño de una stupa. Sus numerosas  variantes insisten siempre en lo pasajero de la existencia y niegan lo absoluto de la eternidad. La analogía existente entre los antiguos textos y los descubrimientos científicos, en lo que concierne a la edad de la Tierra (más de 4000000000 de años) resulta sorprendente.



Mandala Cósmico, explica los orígenes del universo. Se encuentra en un templo, como recordatorio del nacimiento, existencia y desaparición de todos los mundos y del carácter pasajero de las cosas.

Idoia

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