Tōdai-ji
La ciudad de Nara fue la capital de Japón entre los años 710 y 784. Una
época en la que la consolidación de la estructura del gobierno proporcionó una
gran prosperidad a la urbe, convirtiéndola en el foco de la cultura japonesa.
Como antiguos testigos de esta época de esplendor, podemos contemplar los
hermosos templos budistas y santuarios sintoístas, así como los vestigios del
palacio imperial. En nuestra entrada de hoy conoceremos el templo budista de
Tōdai-ji. Un santuario que fue reconstruido en dos ocasiones a lo largo de su
historia debido a dos incendios que lo devastaron, siendo su reconstrucción
actual un tercio más pequeña que el original, y a pesar de ello, fue la
construcción de madera más grande del mundo hasta el año 1998. En su interior
se halla la estatua gigante del Gran Buda o daibutsu, "aquel que brilla a
lo largo del mundo como el sol", elaborada en bronce y alzándose quince
metros de altura, con un peso cercano a las quinientas toneladas. Un imponente
templo donde campan a sus anchas los ciervos sika (considerados como mensajeros
de los dioses por el sintoísmo).
El templo de Tōdai-ji fue fundado por el emperador Shōmu a mediados del
siglo VIII, representando en su inmensa escala la culminación de la
arquitectura budista imperial. En el año 743, el emperador promulgó una ley que
obligaba a su pueblo a erigir una colosal estatua de Buda, pues creía
fervientemente que su poder podría paliar los desastres y epidemias acaecidos
durante la era Tenpyō. Finalmente, el Gran Buda fue diseñado por Kuninaka no
Muraji Kimimaro, un célebre escultor de la época. Según nos narra la leyenda,
más de dos millones y medio de personas participaron en la construcción de la
estatua, un número que iguala a la mitad de la población de Japón en la época,
conformando con toda probabilidad una exageración. El templo fue finalizado en
el año 745 y su Gran Buda completado en el 751, siendo alojado en el inmenso
Daibutsuden o la Gran Sala de Buda. Diversas crónicas posteriores acusan al
emperador Shōmu de haber vaciado las reservas de bronce y metales preciosos de
todo el país para consumar su propósito, llevándolo casi a la bancarrota.
Además del inmenso templo y su colosal estatua, el complejo original contaba
con dos pagodas que flanqueaban el santuario, alzándose más de cien metros de
altura. Unas estructuras que tal vez sólo fueron superadas por las pirámides de
Egipto en su época, aunque estas gigantescas torres fueron destruidas por un
terremoto y no han llegado hasta nuestros días.
Ya en el año 1180, la mayor parte del colosal complejo fue pasto de las
llamas durante las Guerras Genpei que enfrentó
a los clanes Taira y Minamoto, ya que los monjes de Nara apoyaban a estos
últimos. La mayoría de sus edificios, incluyendo el Daibutsuden y su majestuosa
estatua fueron severamente dañados. Tras la guerra, el templo fue reconstruido
bajo la dirección del monje Shunjobo Chōgen, quien dedicó veinte y cinco años
de su vida a tal cometido. Chōgen organizó la reconstrucción bajo un estilo que
pudo contemplar en la China de la dinastía Song. En las labores de
reconstrucción también participaron los célebres escultores Unkei y Kakei, que
en el año 1203 trabajaron en colaboración con dos maestros escultores y
dieciséis aprendices en la creación de las figuras de los guardianes de la
puerta de Nandaimon. Las imponentes estatuas, conocidas como Kongō Rikishi o
Niō, cuentan con una altura de unos ocho metros, presentándonos a dos iracundos
guardianes que velan la entrada al santuario. El equipo de escultores terminó
de confeccionar las tallas en tan solo 72 días, empleando la técnica de
escultura conocida como yosegi, creando varias piezas separadas para ser
posteriormente combinadas.
Desgraciadamente, el templo de Tōdai-ji fue nuevamente dañado en otro gran
incendio acaecido en el año 1567, durante los enfrentamientos entre el daimyō
Hisahide Matsunaga y el clan Miyoshi, por lo que poco queda en la actualidad de
los edificios originales del siglo octavo. El actual edificio del templo se
terminó en el año 1709, integrando una enorme estructura de madera de 56 × 50 ×
50 metros, un treinta por ciento más pequeño que el original, albergando en su
interior la estatua de Buda, que también fue reforjada en diversas ocasiones
debido a los daños sufridos, datando la actual de 1692. En la actualidad,
recorriendo la belleza de su colosal pórtico de entrada, de sus jardines y
estanques, donde se alzan hermosas estructuras como el Shōrō o la Torre de la
campana, que alberga la mayor campana existente en Japón, construida en el año
752, podemos hacernos una idea de lo que fue el antiguo e inmenso templo
Tōdai-ji. Un complejo de proporciones bíblicas flanqueado por dos gigantescas
pagodas de más de cien metros. Un lugar colmado de belleza e historia,
declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 1998.
Pablo
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