Pequeño comentario sobre MI VIDA de Marc Chagall

Esta entrada la voy a dedicar a hacer una breve reseña del libro Mi vida de Marc Chagall. Es el único libro que el artista escribió, es un texto autobiográfico a modo de memorias. Mi vida fue escrito entre 1921 y 1922, y compuso a la vez los dibujos que acompañan el texto, poco después de abandonar Moscú tras la Revolución Rusa. Escrita originariamente en ruso, en 1931 se publicó en París en traducción de su esposa, Bella Chagall. A partir de esta versión, revisada por el autor, toma su forma definitiva la edición de 1957, también en lengua francesa, en la que se basa el libro publicado por la editorial Acantilado.




Para quién no conozca su obra, Chagall nace en Vitebsk (Rusia) en 1887.  Desarrolla un estilo pictórico expresivo y colorista muy vinculado a sus experiencias vitales y a las tradiciones religiosas y populares de la comunidad judía rusa. En él combinó ciertos elementos de la vanguardia cubista, del fauvismo y del orfismo de Robert Delaunay para crear un estilo personal e inclasificable. Hijo mayor de nueve hermanos, empezó formándose artísticamente en la ciudad de San Petersburgo, más tarde viajo a otros países.
Chagall murió a los 97 años en Francia, habiendo sobrevivido a la miseria de la guerra y a las fuertes hambrunas. Su vida fue larga, intensa, y dura.



 Lo que más aprecio de esta lectura es su atmósfera, la envolvente gracias a un estilo simple y natural, donde lanza pequeñas bombas de información, a veces textos breves, o frases cortas o incluso solo palabras conforman un telón de fondo con una fuerza tremenda. Recuerdos de la infancia, flashes de sus familiares, del paisaje de su Vitebsk natal.
<<Crujido de verde hierba. Vuestras piedras. Vuestras tumbas. Vallas, río turbio, rezos agradables, todo está ante mi>>


Estos flashes construyen sensaciones e ideas abstractas que resultan muy inspiradoras y sugerentes. El tono en el que se expresa es muy poético, por lo tanto muy disuasivo y evocador. La expresión es muy cercana y costumbrista, realmente parece estar presente en esa casa judía, llena de tradiciones, ritos, leyendas y celebraciones.

<< Para mí, la casa del abuelo se llenaba de los sonidos y olores del arte.
Por las pieles, colgadas como sabanas.
En la oscuridad de las noches, me parecía que no eran solo los olores, sino todo un rebaño de felicidad, agrietando las planchas, volando en el espacio.
Degollábamos las vacas con crueldad. Yo lo perdonaba todo. Las pieles sagradas se secaban, proferían amables plegarias, rezaban al techo celestial para que los verdugos expiaran sus pecados.
Mi abuela me alimenta con carne asada de manera especial, frita o cocida. ¿Qué era? No lo sabía exactamente. Tal vez barriga, el cuello, o las costillas, el hígado, los pulmones. No lo sabía.
Asique en aquellos tiempos, yo era especialmente tonto y, según creo, feliz. >>



 También cabe destacar el papel de los dibujos, que Chagall diseñó para el libro a la vez que lo componía. Contribuyen firmemente a esa puesta en escena, a ese pequeño privilegio de ser observador en un entorno humilde y familiar como era su casa natal de Vitebsk.

 <<Siempre había mantequilla, como símbolo eterno, jamás abandonaba mis manos infantiles.
Donde quiera que fuese- al patio, a la calle e incluso al lavabo- me llevaba, yo, como todos nosotros, pan con mantequilla.
¿Pasábamos hambre? En absoluto.
Era como una especie de obsesión. Ganas incansables de comer, soñar, bostezar, mascar…
Me gustaba dormir. No de noche, sino que me gustaba dormir por la mañana, cuando un rayo de sol de debajo del techo me miraba por la ventana>>

 Realmente no me sorprende la falta de amargura a la hora de explicar las dificultades que pasó para convertirse en pintor, los obstáculos o trámites burocráticos de la época tan condicionados a veces por sus raíces, o en general las dificultades que fue encontrando a lo largo de su vida. 
La vida es una ridícula paradoja pero para un ser tocado con semejante sensibilidad dicha experiencia resulta lo más estimulante y alentadora a pesar de todos sus demonios.



Las páginas de este libro parecen estar escritas por una persona que actúa siguiendo sus instintos. Que expresa muy bien, casi como un niño. Al igual en su obra pictórica los sentimientos, conceptos, e ideas están plasmados como irradiados por fugaces flashes, por pinceladas cargadas de fuerza. De carácter onírico donde realidad y sueño se entrelazan y funden.
.«¡Mi ciudad triste y alegre! De niño te observaba desde nuestro umbral, pueril. A mis ojos de niño te muestras luminosa. Cuando el tabique me molestaba, me subía a un pequeño pilón. Si aun así no conseguía verte, subía hasta el tejado. ¿Por qué no? Mi abuelo también subía. Y te contemplaba a mi gusto».


Green Violinist (1923-24)Oil on canvas - The Solomon R. Guggenheim Museum, New York
La nostalgia por la tierra natal, una enraizada cultura. Podría representar el profeta Elijah, un pilar de la comunidad, una comunidad que con la música y la danza representa la comunión con Dios.



Cuanto más conozco sobre la trayectoria artística de muchas personas más consciente soy de la enorme cantidad de trabajo que hay tras su éxito o su reconocimiento. El trabajo constante que de primeras no es entendido por las personas más cercanas
<<Abuelo, todavía me acuerdo de ti.
Un día que se topó de frente con un dibujo de una mujer desnuda, se dio la vuelta, como si no tuviera nada que ver con él, o como si fuera una estrella desconocida en la plaza del mercado, de la que los habitantes no quisieran saber nada.
Y entonces entendí que mi abuelo, así como la abuelita arrugada y todos mis parientes despreciaban por completo mis cuadros (¡vaya arte, que no consigue ningún tipo de parecido!) y que aprecia más la carne. >>




En el caso de Chagall, con un estilo tan diferente a lo que la gente acostumbraba a ver, tan diferente de lo que se enseñaba en las escuelas, tan “raro”. Algo tan personal e inclasificable no encajaba bien en un país donde las manifestaciones artísticas se reducían a un tipo muy concreto. Cuando viaja a Francia descubre “un mundo nuevo”.
En su casa no se comprendía su trabajo, como curiosidad utilizaron la tela de sus lienzos como felpudo para limpiarse los zapatos. Viaja a París y ve el trabajo de artistas los cuales están haciendo cosas diferentes, libres, mucho más parecidos a su expresión que lo que se hace en Rusia. París es una bocanada de aire fresco para Chagall, aunque jamás olvidara su ciudad natal.


 <<Un hermoso día (aunque todos los días son hermosos), mientras mi madre estaba metiendo el pan en el horno, me acerqué a ella, que tenía la pala en la mano, y, cogiéndole el codo manchado de harina, le dije:
-Mamá… me gustaría ser pintor.
Se acabó, no puedo seguir siendo ni empleado ni contable. Ya está bien. >>



Los primeros capítulos los disfruté mucho, y lo cierto era que no quería terminar el libro. Por dos razones; porque me estaba gustando y por qué según avanzaba sabía que llegaría la guerra. No quería llegar a esa parte. Prefería quedarme con lo acogedor y agradable, aunque como en la vida no todo es bueno ni agradable.
 «Mi alma, parecida a una habitación húmeda, rezuma lentamente. La esperanza queda disimulada en la cartera de cuero. Aquí está mi juicio y la densidad de todas mis ilusiones.
Nieva. Hace frío. No hay leña. Me han instalado en dos habitaciones que pertenecen a un apartamento ocupado por una numerosa familia polaca. Sus miradas herían, como espadas».



Idoia


Comentarios

Entradas populares de este blog

Los Toulambies

Iñaki Ábalos, The factory

DIE BRÜCKE